Yo quisiera que ellos, mis hermanos desafortunados, me creyesen y podría presentarles, sobre este tema,

verdades llenas de consuelo. Yo les diría: estáis viendo que vuestra lengua y vuestro paladar pueden distinguir los sabores y las diversas propiedades de las sales; estáis viendo que las sustancias alimenti- cias está sometidas a esta distinción de vuestro órgano material; estáis viendo que vuestra inteligencia tiene el discernimiento de los espíritus y que por ella podéis probarlos, verificarlos, saborearlos, y juzgarlos, y, si descendéis aún más al fondo de vosotros mismos, descubriréis que vuestro corazón tiene el discernimiento de las intenciones, de las facultades, de las obras y de los mo- vimientos de vuestro mismo Dios y que sois el órgano sagrado al que él quiere dejar que pruebe todo lo que él se digna enviar desde su centro eterno. Con esta lengua invisible, aunque imperecedera, se pueden probar todas las sales Divinas que la sabiduría envía continuamente a la atmósfera del espíritu.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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