Efectivamente, ese Lázaro resucitado en su tumba, libre ya de la putrefac- ción, es la

representación de nuestros actos depravados y de las prevaricaciones que hemos llevado hasta la obra y a la realización, es decir, hasta la morada de la muerte y de la corrupción, que está representada aquí por los sepulcros ma- teriales. El hijo único de la viuda de Naím, resucitado camino de la tumba, es la representación de nuestras voluntades criminales que se han adherido a los planes falsos de nuestro pensamiento, pero han quedado detenidos camino de la tumba, es decir, antes de llegar a su realización y a los actos inicuos que hubiesen completado su corrupción y les hubiesen hecho conocer la putrefac- ción sepulcral. Finalmente, la hija del jefe de la sinagoga, resucitada en su casa, representa la muerte que podemos sentir en nuestro pensamiento, cuan- do lo dejamos que se infecte con planes culpables e injuriosos para el espíritu de la verdad, que no quiere que adoptemos más proyectos que los suyos, se ha dignado elegir el pensamiento del hombre para ser jefe de la sinagoga univer- sal y quiere en todo momento que este pensamiento del hombre y todos los hijos que puedan emanar de él, difundan por todas partes la vida que los anima.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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