Cuando Buda estaba por morir, muchos gemían y lloraban. Sólo algunos estaban emotivamente sentados a

su alrededor; sólo unos pocos. Eran los culminantes, que se sentaban emocionados: se habían vuelto uno con el origen. Se habían vuelto uno con el Buda; habían desaparecido el maestro y el discípulo mucho tiempo atrás, y ya no habría muerte. Sólo unos pocos (un Mahakashyapa, un Sariputta) estaban sentados en silencio, disfrutando. Hasta Ananda, el principal discípulo de Buda, lloraba y gemía. Buda abrió los ojos y le preguntó: -¿Por qué lloras, Ananda? Ananda respondió: -Estuve contigo durante muchos, muchos años, y me perdí la oportunidad, y ahora ya no estarás. ¿Qué me ocurrirá ahora? Estabas aquí y no pude lograrlo. Ahora, ya no estarás. ¿Qué me sucederá? Ahora, ¿por cuántas vidas tendré que andar a la deriva?.

Osho . El Dios de todos .

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