Una vez hayas pasado al séptimo, oh tú dichoso, no verás ya más el Tres
sagrado, porque tú mismo habrás venido a ser dicho Tres. Tú mismo y la mente, como gemelos en una línea, y la estrella, que es tu meta, ardiendo encima de tu cabeza. Los tres que moran en la gloria y bienaventuranza inefables han perdido ahora sus nombres en el mundo de Maya. Se han convertido en una estrella única, el fuego que arde pero que no consume, aquel fuego que es el Upadhi de la Llama.
H.P. Blavatsky . La voz del silencio .