De todo esto resulta que la costumbre de chismear y armar escándalos, que tantas personas
incorrectas y ligeras se permiten, es una gran bajeza y no hay expresión bastante fuerte para condenarla. Cuando cometemos la falta de delicadeza de mezclarnos en los asuntos de los demás, no nos fijamos seguramente en sus buenas cualidades; así es que ciertas personas fijan sus pensamientos en cualquier defecto supuesto de otra, llamando sobre este defecto la atención de los que quizás no lo hubieran notado, de tal manera que si la persona que designan de tan mal modo y deliberadamente tiene realmente el defecto, pueden aumentarlo fortificando las vibraciones que lo manifiestan. Si como pasa a menudo, la depravación sólo existe en la imaginación de estas personas suspicaces, y de ningún modo en la persona por ellos calumniada, hacen todo lo posible para que surja, y sobre todo si hay en su víctima algún germen latente, su esfuerzo nefasto será muy probablemente coronado por el éxito.
C. W. Leadbeater . El Pensamiento su Poder Y Su Empleo .