HABÍA UN MAGO MUY RICO que tenía muchísimas ovejas. Pero al mismo tiempo este mago

era muy tacaño. No quería contratar pastores ni tampoco construir una cerca en torno a los pastos en los que pacían sus ovejas. En consecuencia, las ovejas a menudo entraban en el bosque, se caían por barrancos y así sucesivamente, y sobre todo se escapaban, porque sabían que el mago quería su carne y sus pieles, y eso no les gustaba.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

Índice