Es decir, la mente debe estar libre de preocupaciones vanas. Hay que dejar de lado
todos los embrollos; debes sentirte desapegado e independiente. Cuando estés tratando de meditar, descuelga el teléfono, desconéctate. Pon una nota en la puerta diciendo que durante una hora nadie debería llamar, que estás meditando. Y cuando entres en tu sala de meditación, quítate los zapatos, porque estás andando en terreno sagrado. Y no te desprendas solo de los zapatos, sino también de todo lo que te esté preocupando. Déjalo todo conscientemente con los zapatos: entra desocupado. Puedes tomarte una hora de las veinticuatro. Dales veintitrés horas a tus ocupaciones, deseos, pensamientos, ambiciones, proyecciones; tómate una hora fuera de todo esto. Y al final verás que solo esa hora ha sido la hora real de tu vida; esas veintitrés horas han sido un puro desperdicio. Solo esa hora se ha salvado y todo lo demás se ha ido al traste.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .