Recuerda: de igual manera que el agua se evapora a los cien grados —no a
los noventa y nueve, no a los noventa y nueve coma nueve, sino exactamente a los cien grados—, así, cuando pones toda tu energía, los cien grados en juego, inmediatamente el metal base se convierte en oro: inmediatamente la energía sexual ha penetrado en el mundo espiritual; inmediatamente la energía que salía ha dado un giro de ciento ochenta grados, y los dos ojos se han vuelto uno. Y entonces todo, lo interno y lo externo, está iluminado.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .