Para comprender la relación, tiene que haber una percepción alerta y pasiva, la cual no

destruye la relación. Por el contrario, la torna más vital, mucho más significativa. Entonces, en esa relación hay una posibilidad de verdadero afecto; hay calidez, un sentido de cercanía que no es mero sentimiento o sensación. Y si pudiéramos abordarlo todo de esa manera, o estar en una relación así con todo, entonces nuestros problemas serían fácilmente resueltos los problemas de la propiedad, los problemas de la posesión-. Porque somos aquello que poseemos. El hombre que posee dinero es el dinero. El que se identifica con la propiedad es la propiedad, o la casa, o los muebles. Lo mismo con las ideas, o con las personas; y cuando hay afán posesivo, no existe relación alguna. Pero la mayoría de nosotros quiere poseer, ya que no tenemos nada más si no poseemos. Si no llenamos nuestra vida con muebles, con música, con conocimientos, con esto o aquello, somos cáscaras vacías. Esa cáscara hace mucho ruido, y a ese ruido lo llamamos vivir; y nos satisfacemos con eso. Y cuando se produce una interrupción, una ruptura de eso, hay dolor, porque súbitamente nos descubrimos tal como somos: una cáscara vacía, sin mucho sentido. La acción consiste, pues, en darnos cuenta de todo el contenido de la relación; y, a partir de esa acción, es posible una relación verdadera, es posible descubrir la gran profundidad, el inmenso significado de esa relación y saber qué es el amor.

Jiddu Krishnamurti . El Libro de la Vida .

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