La práctica de este consejo, juntamente con la práctica del "silencio", es la mejor manera
de evitar esa auténtica "intoxicación" de nuestra mente producida por complejos, errores y prejuicios. Podráseme argüir que el hecho de ver "la parte buena" de todas las cosas, teniendo éstas también su parte mala, no es una posición "realista" y puede conducir a error de apreciación. Pero no se trata de cerrar las facultades de nuestra mente a la apreciación del "lado malo" ' de las cosas, sino de ponerse "más allá del bien y del mal" viendo en todo hecho del mundo, la realización (nos agrade o no) de los designios superiores, muchas veces incomprensibles para nuestra razón, pero cuya aceptación como buenos en su finalidad, es la actitud subjetiva que trata de buscarse con este consejo. Y esta actitud de captación del bien trascendente, por encima de nuestro sentir personal, es lo que nos obliga, en el sendero iniciático, a no considerar y propagar el lado inmediatamente malo, deprimente o destructivo por medio de pensamientos negativos. Tratase, en una palabra, de no cultivar actitudes pesimistas que conducen a la inacción, sino de alentar el espíritu de colaboración con el orden universal.
Eduardo Alfonso . La iniciación .