El curso de la evolución desarrolló los principios inferiores y produjo al fin la forma
humana, provista de un cerebro con una capacidad mayor y más profunda que la de cualquier otro animal. Pero este hombre, humano en la forma, no lo era aún en lo mental, y por lo tanto necesitaba el quinto principio, que es el principio del pensamiento y de la percepción, para diferenciarlo del reino animal y para conferirle el poder de llegar a convertirse en autoconsciente. La mónada quedó aprisionada en estas formas, y esa mónada está compuesta de Atma y Buddhi, porque sin la presencia de la mónada la evolución no podría marchar hacia adelante. Retrocediendo momentáneamente a la época en que las razas carecían de la mente, se abre aquí la siguiente pregunta: "¿Quién dio la mente, de dónde vino y qué es?". La mente es el eslabón entre el Espíritu de Dios en lo alto y lo personal abajo, y les fue concedida a las mónadas sin mente por otras mónadas que habían pasado por este proceso, edades tras edades en otros mundos y sistemas de mundos, viniendo la mente, por lo tanto, de otros períodos evolucionarios llevados a cabo y completados mucho tiempo antes de que el sistema solar hubiera comenzado. Esta es la teoría, extraña e inaceptable hoy, pero que debe ser enunciada si es que vamos a decir la verdad acerca de la Teosofía; y ésto es simplemente repetir lo que otros han dicho anteriormente.
William Judge . El Oceano de la Teosofia .