Con todo la primera virtud de la Piedra es su capacidad para transmutar a los
metales en oro. Como dice Arnaldo de Villanova, «existe en la Naturaleza una cierta materia pura que, descubierta y llevada a la perfección por el arte, convierte en sí misma a cuantos cuerpos imperfectos toca» (citado por J. Read, op. cit., p. 119). Aquí encontramos la idea arcaica según la cual la Piedra o el Elixir completa y acaba la obra de la Naturaleza. Frate Simone da Colonia escribía _n el Speculum minus alchimiae: «Este arte nos enseña a hacer un remedio llamado Elixir, que, vertido sobre los metales imperfectos, los perfecciona por completo, razón por la que se ha inventado.» M Y en un codex alquímico estudiado por Carbonelli se nos dice que «esta materia, si hubiese sido mejor dirigida por la Naturaleza a las visceras de la tierra y no se hubiese mezclado por accidente con impurezas habría sido el Santo Sol y la Luna» (op. cit., p. 7). La idea de que la Piedra precipita el ritmo temporal de todos los organismos y que acelera el crecimiento se halla también en la Práctica, de Raimundo Lulio: «En primavera, mediante su grande y maravilloso calor, la Piedra da la vida a las plantas; si disuelves el valor de un grano en agua y, tomando de esta agua la que fuere precisa para llenar la cascara de una avellana, riegas con ella una cepa de viña, tu cepa ostentará en mayo racimos maduros.».
Mircea Eliade . Herreros y alquimistas .