En segundo lugar, como todas estas fuerzas y estas luces no pueden encontrarse en el
hombre nuevo si no es porque le vienen de la vía superior por las diversas progresiones de la sabiduría y por el uso sagrado que el hombre tiene la fortuna de hacer de ellas, el buen estado de la muralla de la fortaleza puede favorecer y secundar la aproximación de estos socorros, pues hemos visto que nuestro Dios era un ser activo y efectivo y que procuraba que penetrase por todas partes su actividad y su efectividad; pero, por la ley de las analogías, de la que es a la vez modelo y origen, no puede unirse nada más que a la actividad y a la efectividad. Por tanto, sólo en la medida en que tratamos de acumular la actividad espiritual y efectiva en nuestros elementos por la invocación del nombre del Señor, la actividad divina puede comunicarse en nuestro interior y desarrollarse allí de un modo útil y real.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .