UN PROFESOR DE UNIVERSIDAD FUE A VER A UN MAESTRO DE ZEN Y LE PREGUNTÓ:
—¿Por qué no soy como usted? Eso es lo que deseo. ¿Por qué no soy como usted? ¿Por qué no soy silencioso como usted, y sabio como usted? El maestro contestó: —Espera. Siéntate, en silencio. Observa. Obsérvame a mí, y a ti mismo, y cuando todos se hayan marchado, si aún quieres hacerme esa pregunta, te contestaré. No paró de entrar y salir gente durante todo el día. Los discípulos preguntaban cosas, y el profesor de universidad se puso nervioso, porque estaba perdiendo el tiempo. El maestro había dicho: «Cuando todos se hayan marchado...». Cayó la noche, y cuando no quedaba nadie, el profesor dijo: —Bueno, ya está bien. Llevo todo el día esperando. ¿Qué hay de mi pregunta? Empezaba a salir la luna, la luna llena, y el maestro preguntó: —¿Aún no tienes la respuesta? El profesor dijo: —Pero si no me ha contestado... El maestro se echó a reír y dijo: —He contestado a muchas personas durante todo el día. Si hubieras observado, lo habrías comprendido. Vamos al jardín. Hay luna llena y hace una noche preciosa. —Y añadió—: Mira ese ciprés —un árbol muy alto, donde la luna se enredaba entre sus ramas— y mira ese arbusto. Pero el profesor replicó: —¿A qué viene eso? ¿Se ha olvidado de mi pregunta? El maestro contestó: —Estoy contestando a tu pregunta. El ciprés y el arbusto llevan años viviendo en mi jardín, y jamás he oído al arbusto preguntarle al ciprés: «¿Por qué no soy como tú?». El ciprés es el ciprés, y el arbusto es el arbusto, y los dos están felices de ser lo que son.
Osho . El libro del ego .