En cuanto a las técnicas de ritmación que conducen a la suspensión del aliento, formaban
ya parte de la disciplina de los alquimistas chinos desde muchos siglos antes. Pao Pu'tzu escribe que el rejuvenecimiento se obtiene mediante una detención de la respiración durante mil latidos del corazón, «Cuando un viejo haya llegado a este estado se transformará en joven.» l9 Bajo la influencia india, ciertas sectas neotaoístas, lo mismo que las tántricas de la «mano izquierda», consideraban la detención de la respiración como un medio de inmovilizar el semen y el flujo psicomental; para los chinos, la retención a la vez del semen y del aliento garantizaba la longevidad20. Pero ya que Lao Tse y Chuang-Tse conocían ya la «respiración metódica» y que la «respiración embrionaria» es exaltada por otros autores taoístas21, es lógico concluir de todo ello el carácter autóctono de las técnicas respiratorias: derivaban, como tantas otras técnicas espirituales chinas, de la tradición proto-histórica a que antes hicimos alusión y que incluía, entre otras cosas, recetas y ejercicios encaminados a obtener la perfecta espontaneidad y beatitud vital. El fin de la «respiración embrionaria» era imitar la respiración del feto en el vientre materno. «Al volver a la base, al retornar al origen, se expulsa a la vejez, se vuelve al estado de feto», reza el prefacio a las Tai-si K'eu Kiue (Fórmulas orales de la respiración embrionaria). Y, como acabamos de ver, el alquimista perseguía este retorno al origen también por medio de otra naturaleza.
Mircea Eliade . Herreros y alquimistas .