La forma del Ego, del Pensador, es ovoide, y por eso H. P. Blavatsky da

el nombre de huevo áureo al cuerpo de Manas que persiste a través de todas las encarnaciones. Está formado de la materia de las tres subdivisiones superiores del plano mental, es de exquisita finura y parece un velo desde su primera aparición. A medida que se desarrolla se convierte en un objeto radiante de gloria y belleza suprema: “El Ser luminoso”, como justamente se le ha llamado (2) (Este es el Augoeides de los neoplatónicos, o el cuerpo espiritual de San Pablo).

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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