Pero deja que las ardientes lágrimas humanas caigan una por una en tu corazón, y

que en él permanezcan sin enjugarlas, hasta que se haya desvanecido el dolor que las causara. Estas lágrimas, oh tú de corazón muy compasivo, ,son los arroyos que riegan los campos de caridad inmortal. En este suelo es donde crece la flor de la medianoche, la flor de Buddha, más difícil de encontrar y más rara de ver que la flor del árbol Vogay. Es la semilla que libra del renacimiento al Arhat a cubierto de toda lucha y concupiscencia, y le guía a través de las regiones del Ser a la paz y beatitud conocidas únicamente en la región del Silencio y del No-Ser.

H.P. Blavatsky . La voz del silencio .

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