Además, a los que no hubiesen notado su verdadera naturaleza yo no les pediría nada

más que se observasen para estar a cubierto de equivocaciones, ya que, en lo que ellos llaman hombre, en lo que ellos llaman moral, en lo que ellos llaman política, en lo que ellos llaman ciencia y, finalmente, en lo que se podría llamar caos y campo de batalla de sus diversas doctrinas, encontrarían tantas acciones dobles y opuestas, tantas fuerzas que se enfrentan y se destru- yen, tantos agentes abiertamente activos y tantos también abiertamente pasi- vos, todo esto sin buscar fuera de su propia individualidad, que, tal vez sin poder decir todavía de qué estamos compuestos, estarían de acuerdo en que seguramente todo lo que hay en nosotros no es parecido y en que nosotros existimos nada más que en una diferencia perpetua, bien sea con nosotros mis- mos, con lo que nos rodea o con todo lo que podemos alcanzar y considerar.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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