Pero el mínimo rayo de su palabra basta para producir en nosotros este prodigio, para

llenarnos a todos de fuerza, de amor y de luz e implantar en nosotros virtudes y cualidades características, en vez de ese estado tenebroso y carente de significado, que es la propia región que habitamos. Y es el rayo de esa palabra el que tratamos de rechazar con todas nuestras fuerzas, como si fuese a darnos la muerte.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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