Suena el siguiente como el lamento melodioso del espíritu del océano aprisionado dentro de su
concha. Y éste va seguido del canto de la Vina. El quinto, a manera de flauta de bambú, suena vibrante en tu oído. Y luego se convierte en sonido de trompeta. El último vibra como el sordo retumbar de una nube tempestuosa. El séptimo absorbe todos los demás sonidos. Éstos se extinguen, y no se les vuelve a oír más.
H.P. Blavatsky . La voz del silencio .