El pájaro goza entonando sus gorjeos, y vibra entusiasmado por su canto. El pintor se

regocija en las creaciones de su obra, en el plasmo de su idea. La actividad esencial de la vida divina no puede ejercerse sino en don, puesto nada hay que pueda recibir. Si necesita ser activa (y toda vida manifestada es movimiento activo) debe necesariamente efundirse. De aquí que el signo del espíritu sea el don, porque el espíritu es la vida divina activa en todas las formas.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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