Un elemental protector se colocará cerca de su objeto, buscando todas las oportunidades de alejar

el mal, de atraer el bien, no conscientemente, sino por espontáneo impulso que lleva por la línea de menor resistencia. Del mismo modo, un elemental animado por un pensamiento malo, gravitará alrededor de su víctima espiando la ocasión para dañarle. Pero ni uno ni otro pueden producir impresión, a menos que haya en el cuerpo astral de la persona a quien se dirigen algún elemento susceptible de vibrar acorde con ellos facilitando su fijación.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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