Por esta misma razón es por lo que los profetas nos resultan tan queridos, ya
que ellos son los primeros que han empezado a desvelarnos estos secretos divinos del amor de nuestro principio que, abarcando al mismo tiempo y de un solo vistazo todos los siglos, ve siempre el término consolador de sus obras, mientras que nosotros, miserables mortales, no nos damos cuenta aquí abajo nada más que de los penosos comienzos.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .