Cuando uno presta atención, atención plena con la mente y el corazón, esa atención es

disciplina y es virtud. No hay virtud si somos inatentos; es la inatención la que crea el desorden. Por lo tanto, éstos son los cimientos para la meditación, una de las cosas más maravillosas que existen. No pongan especial atención a la palabra “meditación”. Veo que están familiarizados con la palabra, pero la palabra no es la cosa. Observo que en sus rostros se insinúa de pronto una expresión seria y que a la mención de esa palabra súbitamente se sientan más derechos. ¡Qué esclavos son de esa palabra los seres humanos!... Ustedes no saben lo que significa. Todo lo que saben es que esa palabra señala alguna fantasía que tienen. Saben que en todo el mundo están esas escuelas y esos suamis y yoguis que enseñan diversas formas de meditación (no se rían, todos ustedes lo hacen a su manera). Piensan que repitiendo ciertas palabras van a alcanzar el más extraordinario de los estados, que repitiendo un mantra obtendrán alguna experiencia milagrosa. Eso no es en absoluto meditación, es una insensatez, es autoengaño y autohipnosis. La meditación es algo mucho más inmenso, más profundo. Pero ustedes no pueden dar con ella jugando meramente con “palabras” y “energías”; sin embargo, tienen que dar con ella, porque sin la meditación jamás sabrán lo que es el amor, jamás asomarán lágrimas de pura alegría a sus ojos, jamás sabrán lo que es la belleza. Puede que tengan pequeñas experiencias vulgares por medio de las drogas, de la repetición de palabras, de la adoración de una imagen, pero esas experiencias que los seres humanos anhelan son sus propias proyecciones, lo que experimentan proviene de lo que ya han conocido. Por favor, investíguenlo y lo verán; ustedes no pueden experimentar algo si no pueden reconocer lo que es. Si lo reconocen, ya es lo viejo. Por lo tanto, cuando anhelan experiencias inmensas y son capaces de reconocer lo que experimentan, eso es ya algo que proviene de la memoria, una proyección más de lo que ha sido, un recuerdo; y eso no es meditación.

Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .

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