Al referirnos al vegetarismo como régimen de pureza orgánica, no solamente damos por sentada la
supresión del alimento cadavérico (carne y pescados), sino también la supresión de todo excitante (alcohol, tabaco, drogas tóxicas, extractos opoterápicos, etc.) que pueda producir vibraciones anormales o estados congestivos de los órganos nobles (cerebro, hígado, corazón, glándulas sexuales, etc.) que irritan, esclerosan y desconciertan sus funciones e impiden el dominio personal. Pero además de las ventajas sanitarias y depurativas que tiene un régimen de higiene natural y de alimentación vegetariana, tiene también la valiosísima condición de permitir el cumplimiento de esa primera ley de la ciencia oculta que es el no matar. La vida inocente del que renuncia, directa o indirectamente, a producir víctimas para su mantenimiento, es el paso más bello en el sendero espiritual. Así lo sintieron y expresaron los grandes genios de la vida mística.
Eduardo Alfonso . La iniciación .