No podéis separar de vosotros la experiencia, ¿verdad? Eso sería morir, cerrar los ojos a

la vida, volveros insensibles. El vivir es experiencia. Escuchar todo esto, mirar por la ventana, todo ello es experiencia. Pero en nosotros, cada experiencia deja su residuo como memoria, la cicatriz del recuerdo. ¿Estáis siguiendo esto? La memoria es pues el problema, no el deseo ni la resistencia. ¿Puede pues la mente vivir en un estado de vivencias, sin dejar un residuo como memoria? Podéis comprender esto verbalmente, pero en realidad es una cosa extraordinaria penetrarlo; requiere una enorme vitalidad y energía. La mente no puede eludir la experiencia, pero todos tratamos de escapar de una experiencia vital. Aceptamos las cosas como están; hacemos más gruesos los muros de la creencia; nos negamos a ver que el mundo es uno, que la Tierra es vuestra y mía; la hemos dividido en británica, europea, India, rusa; y permanecemos, paralizados, dentro de esos muros. Así pues, rehusamos la experiencia porque en realidad no queremos ningún cambio; cultivamos la memoria, acrecentándola en vez de vaciarla. La cuestión es pues: ¿puede la mente recibirlo todo sin que deje una huella? No podéis decir si es posible o no lo es. Pensadlo, por favor. Porque sólo la mente que experimenta, que ve, que observa, que vibra, está viviendo. Una mente no está viviendo cuando está cargada de siglos de memoria, que es lo que llamamos conocimiento, tradición. Y sin embargo, no podemos eliminar el conocimiento; tiene que estar ahí, porque si no, no sabríais como volver a casa. Pero ¿podemos vivir sin la interferencia del pasado?.

Jiddu Krishnamurti . El Estado Creativo de la Mente .

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