En el caso que consideramos, las potencias morales e intelectuales del hombre son de tal

modo embrionarias, que podemos decir que la construcción de su cuerpo astral y su modificación se cumple más bien en él que por él. Esas operaciones dependen antes de circunstancias externas que de su propia voluntad; pues como acaba de decir, el carácter distintivo de su ínfimo grado de evolución estriba en que el hombre está moviendo desde el exterior por medio de su cuerpo, y no desde el interior mediante su inteligencia, Así denota considerable progreso el que el hombre pueda moverse por su voluntad, por su propia energía, por su iniciativa, en vez de moverse por el deseo, es decir, por la respuesta a una atracción o a una repulsión externa.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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