Para el cristiano, las palabras Jesús o Cristo tienen una gran significación, un gran sentido;

evocan un sentimiento profundo, una sensación. Esas palabras no tienen sentido para el hindú, el budista o el musulmán. Esas palabras no son lo real. De modo que esas palabras, usadas durante dos mil años, han condicionado el cerebro. El hindú tiene sus propios dioses, sus propias divinidades. Esas divinidades, como las de los cristianos, son las proyecciones del pensamiento, nacen del temor, de la búsqueda de placer, etcétera. Parece que, de hecho, el lenguaje no condiciona el cerebro; lo que lo hace es la teoría del lenguaje, la abstracción de un cierto sentimiento y la abstracción que toma la forma de una idea, de un símbolo, de una persona no la persona real sino la persona imaginada, o la persona anhelada, o la que proyecta el pensamiento. Todas esas abstracciones, esas ideas y conclusiones, por fuertes que sean, condicionan el cerebro. Pero lo real, lo factual como la mesa- jamás lo hace.

Jiddu Krishnamurti . El Último Diario .

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