Pero si no escucha en ella nada más que los deseos del espíritu de verdad,
por muy duras que puedan parecer sus palabras a todos los de la sinagoga, no debe temer su cólera ni las venganzas de los que la amenazan. Prosperará, aunque a ellos no les guste, porque estará sostenida por la mano del Señor, por más que ellos la echen de su ciudad y la lleven al borde de la montaña sobre la cual se ha construido la ciudad, para precipitarla, ella pasará entre ellos y se retirará.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .