Pitágoras aprendió sus doctrinas en los santuarios de Oriente, encubriéndolas bajo simbolismos numéricos; pero su

discípulo Platón las expuso en forma más inteligible, de modo que las comprendieran los no iniciados, aunque manteniendo todavía las fórmulas esotéricas. Así dice que el Pensamiento divino es el padre, la Materia la madre y el Cosmos el hijo (28). Según afirma Dunlap (29), en la religión egipcia había un Horus mayor, hermano de Osiris, y un Horus menor, hijo de Osiris y de Isis. El primero simbolizaba la idea del universo, contenida en la mente demiúrgica, la idea “surgida en la obscuridad antes de la creación del mundo”; y el segundo era la misma idea ya emanada del Logos, revestida de materia y actualizada en existencia (30).

H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .

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