De manera que uno se pregunta: ¿puede la totalidad de la mente, incluyendo el cerebro,
estar completamente quieta? Hay personas muy serias que se han formulado esta pregunta sin haber podido resolverla; han probado tretas, han dicho que la mente puede aquietarse mediante la repetición de palabras. ¿Han tratado ustedes de hacerlo alguna vez repitiendo “Ave María” o esas palabras sánscritas que algunas personas han traído de la India, los mantras- repitiendo ciertas palabras para aquietar la mente? No importa de qué palabra se trate Coca Cola, cualquier palabra- repítanla rítmicamente, repítanla a menudo y notarán que la mente se aquieta. Pero es una mente embotada, no una mente sensitiva, alerta, activa, vital, apasionada, intensa. Aun cuando una mente embotada diga: “he tenido una experiencia trascendental tremenda”, está engañándose a sí misma. De manera que ello no depende de la repetición de palabras, ni de tratar de lograrlo mediante esfuerzo; demasiadas tretas se han usado para aquietar la mente. Pero en su interior uno sabe bien que cuando la mente está quieta todo el problema ha terminado; uno sabe que entonces hay verdadera percepción. ¿Cómo va a estar la mente, incluyendo el cerebro, completamente quieta? Algunos dicen: respire de modo apropiado, aspire aire profundamente, o sea, introduzca más oxígeno en su sangre. Es posible que una mente pequeña y embotada respirando muy hondo, día tras día, pero siempre seguirá siendo lo que es, una mente pequeña y embotada. Igual ocurre con la práctica del Yoga; hay tantas cosas envueltas en esto. Yoga significa destreza en la acción, y no meramente la práctica de ciertos ejercicios necesarios para conservar el cuerpo saludable, fuerte y sensitivo lo cual incluye comer alimentos apropiados, sin hartarse de carne, etc. (no entraremos en eso, pues probablemente todos ustedes comen carne). La destreza en la acción requiere gran sensibilidad del cuerpo, cierta agilidad física, ingerir comidas adecuadas, no lo que dicta el paladar o aquello a que están acostumbrados.
Jiddu Krishnamurti . El vuelo del águila .