El rey cerró los ojos. Todo esto era una estupidez, pero ya no podía irse;

tenía que hacerlo. Cerró los ojos. Y el maestro estaba sentado ahí con su bastón..., y podía pegarle o podía golpearle, así que no era una situación corriente. No podía dormirse. No había dormido en toda la noche; había estado pensando si iba a venir o no..., y la presencia del maestro, y el silencio del bosque, y la oscuridad de la noche, y toda la extraña situación: que este hombre podía incluso cortarle la cabeza... ¡Se puso muy alerta! El peligro era tal que se puso muy atento. Por primera vez en su vida miró dentro de sí.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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