Ciertamente, un hombre que comprende la vida, no necesita creencias. Un hombre que ama no

tiene creencias; ama. El que tiene creencias es el hombre consumido por el intelecto, porque el intelecto está siempre buscando seguridad, protección, siempre está evitando el peligro y, por eso, engendran ideas, creencias, ideales, detrás de los que pueda protegerse. ¿Qué ocurriría si ustedes abordaran la violencia directamente ahora? Serían un peligro para la sociedad; y debido a que la mente anticipa el peligro, dice: «Alcanzaré el ideal de la no violencia dentro de diez años», lo cual es un proceso totalmente ficticio, falso... Comprender lo que es importa más que crear y seguir ideales, dado que los ideales son falsos y lo que es, es lo real. Para comprender lo que es se requiere una capacidad enorme, una mente rápida y libre de prejuicios. Debido a que no queremos afrontar y comprender lo que es, inventamos las numerosas vías de escape y les damos hermosos nombres, tales como ideal, creencia, Dios. Por cierto, sólo cuando veo lo falso como falso, mi mente es capaz de percibir lo verdadero. Una mente contundida en lo falso jamás puede encontrar la verdad. Por lo tanto, debo comprender qué es falso en mis relaciones, en mis ideas, en las cosas que hay a mí alrededor, porque percibir la verdad exige que se comprenda lo falso. Sin eliminar las causas de ignorancia, no puede haber iluminación; buscar la iluminación cuando la mente se debate en la ignorancia es absolutamente vano y sin sentido. Por consiguiente, debo empezar a ver lo falso en mis relaciones con las ideas, con la gente, con las cosas. Cuando la mente ve lo que es falso, se manifiesta lo verdadero; entonces hay éxtasis, hay felicidad.

Jiddu Krishnamurti . El Libro de la Vida .

Índice