Así es como han tratado las naciones impías las dos leyes y las dos alian-

zas. La primera de estas alianzas era el camino de los trabajos, de las afliccio- nes y de las ceremonias penosas y laboriosas, porque era la figura de los pre- cursores y, lo mismo que ellos, había nacido de mujer, puesto que sus ministros procedían de la raza carnal del pecado propagado por la primera mujer sobre toda la posteridad humana. La segunda era la alianza de la paz y del descanso, ya que el que venía a traerla a la tierra había nacido de su propio amor, de su propia voluntad, de su propia caridad, y venía a evolucionar ante nosotros, su generación eterna, para elevar nuestro espíritu hasta esa sublime y pura región donde terminan todas las fatigas y toda la tristeza del espíritu.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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