Veamos, pues, como si mirásemos desde lejos, a este hombre nuevo que disfruta ampliamente de

los derechos de su ser y de los innumerables favores del principio regenerador que ha querido penetrar en él. Veamos cómo una especie de diques, lo mismo que los de un gran río, le cierran el paso y lo mantienen dentro de su cauce, para que no pueda salirse de él y transporte tranquilamente sus aguas a todos los territorios que recorre; pero fijémonos todavía más en cómo se prepara para este magnífico destino.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

Índice