Para Kircher, esta disposición del Geocosmos terrestre (Macrocosmos) análogo al organismo humano (Microcosmos) regirá el

discurso teológico: es la mente de Dios quien ha diseñado este modelo. Y más adelante: "Del mismo modo que en el Macrocosmos algunas oficinas o receptáculos rebosan el humor, como el cerebro, el hígado, o la vejiga, otras hierven de calor vital, como el corazón, otras están llenas de aire, como los pulmones, otras, como los riñones y el intestino, están llenas de materia feculenta, del mismo modo, en el Geocosmos, la próvida naturaleza ha instalado receptáculos adecuados para contener el humor acuoso, los cuales, como no pueden conservarse sin calor, llevan anejos otros almacenes de fuego por medio de los cuales se anima un poco la índole del agua. Y puesto que tampoco estas oficinas ígneas de Vulcano pueden subsistir sin aire, el sabio Artífice de la naturaleza, por inefable disposición de su providencia, dispuso otros receptáculos de aire para fomento, tanto de unos como de otros, porque la corriente de aire evita que se extinga el fuego y que el agua se pudra o se hiele. Esta distribución de los receptáculos sería en vano si no existiese nada sobre lo que deben actuar, por lo que se constituyeron otros receptáculos terrestres llenos de las rationes seminales de todo tipo de naturaleza, en los que se lleva a cabo un continuo y oculto intercambio de aguas y fuegos por los que salen a la luz las formas de muchas cosas". (A.KIRCHER, Mundus Subterraneus, 1665, Libro II, capitulo XIX).[SIERRA, 1981:65-66].

Athanasius Kircher . El Geocosmos .

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