Un reducido número puede elevarse hasta las cumbres abstractas de la filosofía espiritual, para sentir

como su Yo el Hombre Eterno cuyo recuerdo se extiende a través de las vidas pasadas y cuya esperanza abarca las futuras. Los fisiólogos nos dicen que el dolor de un corte en un dedo no se siente realmente en donde la sangre fluye, sino en el cerebro, y que nuestra imaginación lo proyecta inmediatamente al exterior sobre la parte lesionada. Dicen que es ilusoria la sensación de dolor en el dedo, pues la imaginación lo lleva al punto de contacto con el objeto que ocasiona la herida. Así un hombre experimentará dolor en un miembro amputado, o mejor dicho, en el espacio que ese miembro ocupaba. De un modo análogo él Yo único, el Hombre interior, experimenta sufrimiento o placer en los puntos de sus envolturas corporales que están en contacto con el mundo exterior; y considera su envoltura como a sí mismo, ignorando que esa sensación es ilusoria, y que él mismo es él único ser que obra y recoge la experiencia en cada vehículo.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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