El estudiante debe distinguir cuidadosamente entre esos dos términos que, para el ocultista, son el

mal positivo y el mal negativo. Este es un punto capital de la filosofía esotérica; un error en esta materia trae consecuencias posteriores lejanas y, compromete la obra y la vida del iniciado, como aquellas de todo ser humano que aspire a una libre elección y al dominio de sí mismo. A menudo este punto es poco comprendido, pero es de una singular importancia, actuando de inmediato sobre nuestro juicio, nuestros puntos de vista y el conjunto de nuestra conducta. El mal positivo es una fuerza que se mueve a la inversa de la corriente evolutiva; el mal negativo es sólo la resistencia de una inercia que aún no ha sido superada, de un obstáculo que no ha sido neutralizado. Ilustremos estas definiciones con un ejemplo. El conservadorismo natural de un espíritu maduro es mal visto por aquel que aspire a las reformas; la iconoclastia natural de la juventud, juzgada nociva por el administrador que ha establecido su sistema. Sin embargo, no podemos pasar por alto ninguno de estos factores opuestos, si la sociedad debe mantenerse sana; gracias a ellos logramos un progreso constante, que no desorganiza el estado social y tampoco le permite llegar a la decrepitud y el estancamiento. Estos factores diversos son indispensables al buen funcionamiento de las cosas que sin uno de ellos, se arruinarían. De consiguiente, no podemos concebir ninguno de ellos como mal sociaI a menos que haya un exceso. En términos de filosofía esotérica, clasificaremos el conservadorismo como un mal negativo, desde el punto de vista de un reformador, y la iconoclastia como un mal negativo desde el punto de vista de un conservador.

Dion Fortune . La Cabala Mistica .

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