No olvides que en el corazón del hombre hay dos puertas: una inferior, por la
que puede dar al enemigo el acceso a la luz elemental, de la que no puede disfrutar más que por este medio; la otra es la superior, por la que puede dar al espíritu que se encierra en él el acceso a la luz Divina que sólo se puede comunicar aquí abajo mediante este canal. Si, en vez de abrir la puerta superior para consolar al amigo que está encerrado contigo en tu prisión, abres la puerta inferior y dejas que entre en ti tu adversario, te conviertes en un campo de batalla en el que tu amigo fiel, ya en inferioridad de condiciones por el amor que te tiene, queda expuesto unas veces a un combate cruel y otras, a ataques desgarradores, cuando ve que te declaras también contra él, y está siempre en una situación lamentable por el horrible vecindario que le has proporcionado y por la desgraciada necesidad que tiene, por tu negligencia o por tus crímenes, de permanecer junto a su enemigo y al tuyo, encontrarse encerrado en el mismo recinto, ver todos los días cómo te corrompe con su infección y estar obligado a respirar sus influencias pestilentes.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .