¡Pero cuántos signos alterados, engañosos y, abominables se han apoderado del hombre! ¡Cuántas fuerzas falsas

piensan en él. piensan por él y le hacen pensar, a su pesar! ¡Cuántas fuerzas falsas hablan en él. hablan por él y le hacen hablar a su pesar! ¡Cuantas fuerzas falsas actúan en él. actúan por él y le hacen actuar, a su pesar! Sin embargo, éste es el ser al que debía pasar toda la Divinidad, de la que debía ser. al mismo tiempo, el pensamiento, la palabra y la obra; éste es el ser que es la piedra angular sobre la cual el Señor ha dicho que quería edificar su iglesia: éste es el ser que. a imitación del reparador, del que es hermano, podía decir: yo soy la luz del mundo (Juan. 8: 12).

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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