Marduk crea el universo con el cuerpo del monstruo marino Tiamat, que ha derribado. Motivos
análogos se encuentran en otras mitologías; en la germánica, por ejemplo, el gigante Ymir constituye la materia primera, como P'anku y Purusha en las mitologías china e india. Purusba significa hombre, lo que demuestra claramente que el «sacrificio humano» cumplía una función cosmogónica en ciertas tradiciones indias. Pero tal sacrificio era ejemplar: la víctima humana sacrificada representaba al Macrantropos divino primordial. Era siempre un Dios el sacrificado, un Dios representado por un hombre. Este simbolismo procede tanto de las tradiciones mitológicas, en relación con la creación del hombre, como de los mitos sobre el origen de las plantas alimenticias. Para crear al hombre Marduk se inmola a sí mismo: «Solidificaré mi sangre y de ella haré hueso. Pondré al hombre de pie, en verdad el hombre será... Construiré al hombre, habitante de la tierra...» King, que fue el primero en traducir este texto, lo relacionaba con la tradición mesopotámica de la creación transmitida por Berosio (siglo iv a. de J. C, autor de una preciosa historia caldea escrita en griego, hoy perdida): «Y Bel, viendo que la tierra estaba desierta, pero que era fértil, ordenó a uno de los dioses que le quitase la cabeza [la cabeza de Bel], que mezclase con la tierra la sangre que de allí iba a manar y que formase hombres y animales capaces de soportar el aire»9. Análogas ideas cosmogónicas se encuentran en Egipto. El sentido profundo de todos estos mitos está claro: la creación es un sacrificio. Sólo se puede animar lo que se ha creado mediante la transmisión de la propia vida (sangre, lágrimas, esperma, «alma», etc.).
Mircea Eliade . Herreros y alquimistas .