Se dice que Lao Tse dijo que el Cielo y el Infierno están separados por
una diferencia de un pelo; y que, en la mente de quien medita, si surge aunque sea una pequeña diferencia, entonces el mundo entero se divide. La meditación es no distinguir, no diferenciar. Simplemente miras y ves el todo sin dividirlo. No afirmas que esto es hermoso y aquello es feo; ni que esto es bueno y aquello es malo. No dices nada. Simplemente existes. No afirmas nada, no estableces ninguna división. Allí está la no dualidad. En la meditación te haces uno con el todo, pues en ella no puedes separarte del todo: todas las divisiones han caído. Estás tan callado que no hay fronteras. Cada límite es una perturbación. Estás tan callado que no hay "yo" ni "tú". Estás tan callado que todas las fronteras se borran o desaparecen. Uno existe, la unidad existe. Esto es lo que los hindúes conocen como Brahma (el uno, la unidad, la unidad última de la existencia). Es la mente la que divide, traza distinciones, afirma que esto es esto y aquello es aquello. En la meditación hay ser indivisible. Eres Dios cuando estás en la meditación, y sólo en la meditación llegas a conocer el amor incondicional.
Osho . El Dios de todos .