La mayor parte de la literatura mística y contemplativa del mundo casi no menciona siquiera
al inconsciente dinámico, al inconsciente reprimido. Este es un descubrimiento Y una contribución singular de la Europa moderna. Cuando alguien emprende una meditación, a veces aflora material reprimido; pero, como ya he dicho, puede que ocurra o puede que no. En mi opinión, esto es lo que pasa: tomemos una meditación que apunta al nivel causal, el nivel del Testigo puro (que llegado el momento, se disuelve en Espíritu puro no dual), como, por ejemplo, la meditación Zen, el vipassana o la introspección (en la forma ¿Quién soy yo?, o ¿Qué es lo que estoy tratando de evitar?). Pues bien, si empiezas a hacer meditación Zen y tienes una neurosis grave, una depresión del fulcro tres debida a una fuerte represión de la ira, pongamos por caso, es muy probable que ocurra lo siguiente: cuando te limitas a presenciar el ego-mente y sus contenidos, en vez de identificarte con él y dejarte atrapar y llevar por ellos, las maquinaciones del ego comienzan a desmenuzarse. El ego entonces empieza a relajarse y, cuando lo hace lo suficiente, de repente se derrumba, de repente eres libre, como Testigo más allá del ego o, por lo menos, lo atisbas de repente. Pero para que esto se produzca, no hace falta que se relajen todas las partes del ego. Basta con que tu identificación global con el ego se diluya lo suficiente para dejar que el Testigo resplandezca a través suyo. Pero la barrera de la represión puede ser parte de lo que se relaja; si es así, vas a liberar la represión, y ciertos elementos de la sombra, en este caso la rabia, comenzarán a irrumpir de manera bastante dramática en la conciencia. Esto es algo que ocurre con mucha frecuencia, aunque a veces no suceda en absoluto. Simplemente, se salta la barrera de la represión y se deja, en gran medida, intacta. Relajas tu apego general al ego el tiempo suficiente como para dejar que el ego caiga temporalmente por entero, pero no durante el tiempo suficiente para relajar todas las partes del ego en sí, como la barrera de la represión. Y como la barrera de la represión se salta, y se puede saltar, a menudo entonces el mecanismo real del Zen no es una mera técnica de revelación. Ese es un aspecto meramente secundario y fortuito. De manera similar, puedes utilizar todas las técnicas de revelación que quieras, y eso no te iluminará, no acabarás encontrando tu Identidad Suprema. Freud no era Buda y Buda no era Freud. Puedes creerme.
Ken Wilber . Psicoterapia y Espiritualidad .