¡ Ah, hombre! Purifica continuamente y sin descanso este órgano. Su utiliza- ción es tan

dulce, la perspectiva que ofrece es tan sublime, que no sé cómo puedes permitir todavía que se cierren tus ojos, después de haber contemplado semejante maravilla. Por muy admirable que sea, dejaría de sorprenderte si recordases que toda la Divinidad entera debe traspasarnos por completo, tanto en el sufrimiento como en la gloria, ya que, si debe atravesarnos toda entera, no debe sorprendernos que estemos ordenados y formados para poder recibir su discernimiento. Aprende aquí, por tanto, a simplificar tus ideas sobre el carác- ter y el empleo del profeta, compara tu elección y todo su ser con este hijo que acaba de ser concebido en ti por el espíritu y con todos los demás tipos que has ido conociendo, pues debes esperar encontrar lo mismo en todos los pasos.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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