Hay un proverbio sánscrito que dice: “Las ideas son hijas de mujeres estériles”. Y creo
que la mayoría de nosotros se complace en ideas. Puede que ustedes consideren las pláticas que hemos tenido como un intercambio de ideas, como un proceso de aceptar ideas nuevas descartando otras viejas o como un proceso de negar ideas nuevas aferrándonos a las viejas. No estamos en absoluto tratando con ideas. Tratamos con hechos. Y cuando uno se interesa en el hecho, no caben arreglos, o lo acepta o lo rechaza. Uno podrá decir: “No me gustan esas ideas, prefiero las viejas, voy a cocerme en mi propia salsa”, o podrá marchar con el hecho. Lo que no puede es avenirse, adaptarse. La destrucción no implica adaptación. Adaptarse, decir: “Debo ser menos ambicioso, no ser tan envidioso” no es destrucción. Y uno debe, ciertamente, ver la verdad de que la ambición, la envidia, son feas, estúpidas, y que tiene que destruir todos estos absurdos. El amor no se adapta jamás. Son sólo el deseo, el temor, la esperanza, los que se adaptan. Es por eso que el amor es algo destructivo, porque rehusa adaptarse o amoldarse a un patrón.
Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .