¿Puede la mente, que está tan fuertemente condicionada, abrirse paso por ese condicionamiento de modo
que haya una gran profundidad, una calidad que no sea el resultado del adiestramiento, de la propaganda, del conocimiento adquirido? ¿Y puede el corazón, cargado de dolor, agobiado por todos los problemas de la existencia, por los conflictos, la confusión, la desdicha, la ambición, la competencia, etcétera, puede ese corazón saber lo que significa amar? Amar con un amor en el que no haya celos ni envidia, un amor no dictado por el intelecto, un amor que no sea meramente placer. ¿Puede la mente estar libre para observar, para ver? ¿Puede razonar lógica, cuerda, objetivamente, y no ser esclava de opiniones y conclusiones? ¿Puede la mente no temer? ¿Puede el corazón saber lo que implica amar, no conforme a la moralidad social, porque la moralidad social es inmoralidad? Todos ustedes son muy morales con arreglo a la sociedad, pero en realidad son personas muy inmorales. No sonrían, ése es un hecho. Pueden ser ambiciosos, codiciosos, envidiosos, adquisitivos, pueden estar llenos de odio, de ira, y eso se considera perfectamente moral. Pero si son sexuales, eso se considera algo anormal y ustedes lo mantienen en reserva. Y tienen patrones de acción y de ideas: qué cosas deben hacer, cómo debe comportarse un sannyasi, que no debe casarse, que debe llevar una vida de celibato; todo esto es puro disparate.
Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .