Y, si estuviésemos completamente decididos a hacer que penetrase nuestro espíritu vivo en todas las
subdivisiones y zonas de nuestro ser, para llevarles la vida y el renacimiento, no tendríamos en cuenta para nada los males ordina- rios a los que nos exponen nuestra naturaleza y nuestra vida temporal y no habría ya ningún dolor que pudiese compararse con el nuestro; pero, al mismo tiempo, ¿dónde estarían las alegrías que podrían finalmente compararse con las nuestras?.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .