¿Por qué le tememos a la muerte? como le ocurre a la mayoría de la
gente-. ¿Qué tememos? Por favor, observen sus propios temores a lo que llamamos muerte tener miedo de llegar al final de esta batalla que llamamos vivir-. Tenemos miedo de lo desconocido, de lo que pueda ocurrir; tenemos miedo de abandonar las cosas conocidas, la familia, los libros, el apego a la casa y los muebles, a las personas que nos rodean. Tenemos miedo de dejar atrás las cosas conocidas, y lo conocido es este vivir en sufrimiento, dolor y desesperación, con destellos ocasionales de alegría. No hay fin para esta lucha constante, y eso es lo que llamamos vivir y lo que tememos perder. ¿Es el “yo” que es el resultado de toda esa acumulación- quien tiene miedo de que ello llegue a su fin? Entonces reclama una esperanza futura; por lo tanto tiene que existir la reencarnación. La idea de la reencarnación, en la cual cree todo el Oriente, es que uno nacerá en la próxima vida un poco más alto en los peldaños de la escala. Si usted ha sido un lavaplatos en esta vida será un príncipe o lo que sea en la siguiente, y alguien lavará los platos por usted. Para aquellos que creen en la reencarnación importa mucho lo que uno es en esta vida, porque lo que uno hace, la manera de comportarse, lo que son sus pensamientos, sus actividades, le hará acreedor de una recompensa o castigo en la vida siguiente, la cual dependerá de todo eso. Pero a estas personas no les importa un bledo la manera de comportarse porque para ellas es sólo una creencia más, como la creencia de que existe el cielo, Dios, o lo que se quiera. Lo que de veras importa es lo que uno es ahora, hoy, cómo realmente se comporta tanto interna como externamente. El Occidente tiene su propia manera de consolarse respecto de la muerte y la racionaliza de acuerdo con su propio condicionamiento religioso.
Jiddu Krishnamurti . El vuelo del águila .