La mejor arma mágica es también el mago mismo, y todos los demás coadyuvantes no
son más que medios para un fin, siendo éste la exaltación y concentración de la conciencia, lo que hace un mago de un hombre común. “¿No sabéis acaso que vosotros sois el templo del Dios viviente ?”, dijo un Gran Ser. Si sabemos cómo emplear las riquezas de este templo viviente, las llaves del cielo están en nuestras manos.
Dion Fortune . La Cabala Mistica .