Pero no ha perdido la esperanza de ver la culminación de sus trabajos y tan

pronto como se daba cuenta de que le faltaba una virtud. se ponía en actividad para conseguir su posesión, como un hombre que se da cuenta de que se ha abierto una grieta en su casa v no descansa hasta que se ha cerrado, es decir, no se ha dedicado nada más que a reconstruir esta casa vieja que ocupábamos en otro tiempo, que estaba vallada por las virtudes del espíritu y del nombre del Señor, que nos mantenía a cubierto de todos los ataques de nuestros enemigos. Además, como ocupábamos en otro tiempo este recinto formado por las \irtudes del espíritu y del nombre del Señor, estábamos bastante espiritualizados para ser cada uno de nosotros uno de los signos del Señor, ya que todos los rayos del espíritu y del nombre del Señor se concentraban en nosotros y hacían que reflejásemos su imagen.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

Índice